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Ambulante 2014 cine:  La cantante punk

En sus años de universidad Kathleen Hanna giraba sobre el escenario. Liderando los conciertos de su banda punk, con voz insolente cantaba sus rolas duras contra la opresión a las chicas. Les pedía ellas entre el público que pasaran al frente; a ellos los mandaba hacia atrás. Se dice que cambió la vida de muchas mujeres porque fue un ejemplo de chica sexy, enojada, agresiva y pensante. Se alejó de los escenarios en 2005. Le había mordido una garrapata y desde entonces la enfermedad de Lyme la ha sometido.

El documental La cantante punk (2010-2013) de la performancera, poeta, cineasta y productora nacida en Chicago, Sini Anderson, ofrece un retrato solidario de la activista, compositora y cantante Kathleen Hanna, quien se erigió como estandarte del movimiento feminista y del punk estadunidense en los años 90.

Hanna estudió fotografía en el Evergreen State College, una escuela de artes liberales en Washington. En el filme, la artista expone las razones que la empujaron a plantarse en el feminismo, como lo fue el ataque que sufrió su mejor amiga en su casa. Su carácter hizo que llamara la atención. Tenía la suficiente iniciativa para organizar un desenfadado desfile de moda en la biblioteca de su colegio. No sabía tocar instrumentos pero tenía una decidida personalidad que la llevó a ser la vocalista de Bikini Kill, banda que apareció en los 90 y cuyas letras de canciones se recuerdan por su feminismo radical.

Anderson se valió de material de archivo que da fe de alrededor de 20 años de historia. Su documental se complementa con entrevistas a varias personalidades cercanas a Kathleen y con fuerte presencia en la escena roquera del momento, como Joan Jett, Kim Gordon (ex Sonic Youth), Johanna Fateman (Le Tigre), su esposo Adam Horovitz (Beastie Boys), las integrantes de Bikini Kill, entre otras.

Hanna fue pionera del movimiento musical conocido como Riot grrrl, que se nutrió de la filosofía punk y tomó ideas del pensamiento feminista. Su impacto se reflejó en muchas bandas integradas únicamente por mujeres, festivales, grupos de discusión y publicaciones independientes.

Parte de esta etapa es capturada por Anderson, dejando ver a Kathleen como un baluarte de toda esta tendencia. El filme hace hincapié en el discurso rebelde de la cantante dirigido como flecha a alentar a las mujeres. Así se manifiesta su empoderamiento del escenario, llamando a las mujeres a también empoderarse dentro del espectáculo: “En este show pedimos a las chicas/mujeres que permanezcan al frente del escenario. Por favor permitan/anímense a que esto pase. Esto es un experimento”.

El documental de Anderson se mantiene muy fiel a los hechos; quizás demasiado fiel, si pensamos que la subjetividad ha caracterizado a muchos interesantes trabajos que ahora se ven en este género y que tiene como tema a una figura de la música. Es decir, en La cantante punk no existe la manipulación narrativa que altera el formato convencional del documental para llevarnos a un territorio ambiguo entre la ficción y lo real, y que a veces da como resultado un relato ameno como La balada de Genesis y Lady Jaye (Marie Losier, 2011) y a veces amenísimo como Buscando a Sugarman (Malik Bendjelloul, 2012).

La cantante punk apenas se alinea con filmes que han rendido cortesía a este fenómeno cultural como La suciedad y la furia (Julien Temple, 2000) o El punk no está muerto (Susan Dynner, 2007). Va más por enfocarse en una vida. Y pese a sus chispazos de irreverencia y curiosidad histórica, carece de dinamismo e imaginería para hacer más atractivo lo que ofrece, sin embargo la estampa que consigue perfilar de Kathleen Hanna deja buen sabor.

La película da un giro drástico al hacer evidente la pena de la cantante por abandonar obligadamente los escenarios, dadas las limitaciones físicas por padecer la enfermedad de Lyme que afecta varios órganos del ser humano y que es causada por una bacteria trasmitida por las garrapatas. Hanna fue diagnosticada con este mal en 2010. En el filme comenta que entonces llevaba casi seis años con el padecimiento; y se menciona que esta enfermedad es una epidemia silenciosa en Estados Unidos y que ha afectado a más personas que aquellas que en conjunto han contraído el virus del Nilo Occidental, el sida y la influenza.

Entonces lo que inicialmente parecía un homenaje deviene triste paradoja de retratar a quien antes fue un estallido de quejas y provocaciones, y que ahora ha quedado reducida a la intimidad casi secreta apartada de los micrófonos. No obstante, todavía se toca un poco lo hecho por Hanna con su proyecto The Julie Ruin.

Lo que nunca decae en el documental de Anderson es la celebración a la vitalidad de su personaje, que es en sí mismo el tema de la película, a su tempestiva personalidad a ratos revolucionada en pleno concierto, con pasamontañas en la cara dos décadas antes de los performances sancionados de las Pussy Riot. Reluctante y gritona, desafiante y juguetona, “liberada de la jaula”, dice. Una Riot Grrrl dinamitada, descarada, empoderada en el escenario como una sacerdotisa oficiando su efusiva ceremonia.

La cantante punk forma parte de la programación de Ambulante 2014 que arranca este 30 de enero.

Cinépolis Diana  (Martes 4 de Febrero)
Español 16:30
Cinépolis Plaza Carso  (Domingo 2 de Febrero)
Español 17:00
Cinépolis Universidad  (Viernes 31 de Enero)
Español 14:30

Los busque para la ciudad de Monterrey y  no tuve suerte. cuestión de darle mas tiempo y los encuentras.
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